Una de las consecuencias de la pandemia por la enfermedad de COVID-19 ha sido la pérdida o la disminución de las fuentes de ingreso, formales o no formales.  No tener recursos económicos para comprar alimentos causa hambre y desnutrición, más aún a poblaciones rurales cuyos medios de subsistencia se vieron alterados en los últimos años, y cuya más importante manifestación es el abandono del conuco.

Durante la pandemia las artesanas warao elaboraron piezas de moriche y fibra de bora, para cumplir pedidos de cuatro clientes corporativos que fueron gestionados y asignados por Fundación Tierra Viva durante la primera semana de marzo.

Las artesanas habitantes de nueve comunidades, Sagaray, el Moriche, Santo Domingo, Ceibita Wakajara de Mánamo, Ensenada de Wakajara, Wakajarita, Ensenada de San José (fluviales) y Volcán (terrestre), se encargaron de confeccionar 1980 piezas. 

Cestas de moriche y bora para Destilerías Unidas, piezas para utilizar como complemento de la vestimenta solicitadas por Tarbay para su colección, artículos para la decoración y el hogar, como individuales de bora y de moriche encargadas por Luisa Rosales lámparas y estuches de moriche para mat de yoga pedidos por Mariana Domínguez, fueron algunas de esas piezas.

Por ese trabajo las artesanas tuvieron ingresos por Bs. 953.350.000,00, equivalente a aproximadamente 7.000 dólares, durante el período marzo a diciembre del año 2020.

En el último trimestre del 2020 pudimos presentar a varias comunidades warao una propuesta para la realización de conucos familiares, la cual fue bien recibida por las artesanas y sus familias, ya que ello implicaba apoyo a recuperar sus medios de vida, especialmente afectados durante la pandemia.

A partir de allí atendimos 32 familias con actividades correspondientes al desarrollo de los conucos familiares.  Un primer taller estuvo orientado a la selección, conservación y tratamiento de semillas de manera artesanal en las comunidades warao de Santo Domingo, Sagaray, Wakajarita I y la Ceibita.  Los habitantes de estas comunidades viven de la producción agrícola de ocumo chino, topocho, plátano, yuca, coco, entre otros, así como la pesca de subsistencia, todos con la finalidad de satisfacer las necesidades alimenticias familiares y ocasionales intercambios con visitantes u otros vecinos.

Un segundo taller fue sobre producción de abono orgánico y manejo agroecológico de los cultivos.  A este taller asistieron 18 miembros de las comunidades antes mencionadas.  Utilizando una parcela demostrativa de un vecino de Sagaray, se realizaron tres tipos de abonos, que se elaboran usando los recursos de la zona, y se informó la manera de aplicar a sus cultivos.

Luego se realizó el taller “Manejo agroecológico de los cultivos”, también con 18 participantes y en este se explicó el método predial, cultivos asociados, rotación de cultivos, siembra escalonada y control fitosanitario de plagas y enfermedades utilizando métodos agroecológicos.

Como parte complementaria al proceso de producción familiar, se entregaron 45 herramientas para la labor agrícola: 13 machetes, 13 limas, 13 azadones, 3 hachas y 3 palines.

Nota:

El documento final de la #Gestión2020 está en proceso de diseño. Sin embargo, avances de las actividades realizadas en las distintas áreas de trabajo pueden ser consultadas en este enlace #Gestión2020