Los árboles siempre han sido un factor importante en los mitos de los pueblos indígenas, elementos fundamentales de su cosmovisión y organización social.  En lengua indígena Kuawai significa “Árbol de la Vida”, nombre que los wojtuja y jivi dan al cerro Autana, símbolo de la creación de todos los alimentos, por lo que le guardan respeto y lo veneran como sagrado. Desde tiempos ancestrales, los wojtuja y jivi aseguran que con su caída se esparcieron todos los frutos sobre la tierra.
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Esta historia se remonta a los tiempos de Rúa-Wahari, creador de todas las cosas, quien dio vida a los piaroa, también llamados dearuwa o Dueños de la selva.
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Por su parte, los indígenas pemón cuentan que en la Gran Sabana se originó la vida de todos los seres humanos. Afirman que en los valles del río Caroní existía un maravilloso árbol de nombre Wasaka, misterioso arbusto que producía diversas frutas como plátanos, piñas, naranjas, merey y también maíz, entre otros. De sus raíces se levantó lo que hoy conocemos como el tepuy Roraima. Si analizamos la forma del mismo, ciertamente se asemeja a la raíz de un tronco cortado. 
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El Monumento Natural Formaciones de Tepuyes es un área natural protegida desde 1991 por Inparques que permite la protección de 25 tepuyes, de los cuales 10 se encuentran en el estado Bolívar y 15 en Amazonas y que por la belleza y majestuosidad del lugar, constituye una pieza fundamental que complementa el abanico de espacios naturales y opciones turísticas con las que cuenta el territorio venezolano que debemos preservar.