Nosotros, los abajo firmantes, el caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius) y el caimán de la costa (Crocodylus acutus), llenos de dientes y por medio de la presente queremos declarar públicamente que aunque nos parecemos, no somos la misma cosa y además cada uno anda por su lado. Enfáticamente declaramos que no somos ni caimanes ni del mismo pozo.

Estrictamente hablando, no somos caimanes. Pertenecemos, junto a otras tres especies, al Orden Crocodylia, pero somos los únicos representantes de la familia Crocodylidae, es decir somos cocodrilos, tan cocodrilos como el del Nilo (Crocodylus niloticus) o el de agua salada (Crocodylus porosus). Lo que ha sucedido es que en Venezuela el nombre común que nos han dado ha sido el de caimanes y han llamado babas (Cayman crocodylus), babilla negra (Paleosuchus trigonatus) y babilla morichalera (Paleosuchus palpebrosus) a los verdaderos caimanes, especies pertenecientes a la familia Alligatoridae. Hay investigadores que suponen que en Venezuela podríamos encontrar al caimán negro (Melanosuchus niger) que sí está presente en Brasil y en Guyana.

Baba (Cayman crocodylus). Foto Alberto Blanco Dávila

Aunque nos parecemos bastante, sobre todo cuando somos jóvenes, ya adultos existen aspectos morfológicos que nos diferencian. Uno de ellos es que el hocico del caimán del Orinoco se estrecha más abruptamente que el del caimán de la Costa.  

Pero la mejor forma de saber quién es quien, en el ambiente natural, es conociendo el lugar donde usted está parado, porque nosotros – tal como ya lo hemos asomado – vivimos distanciados.

Mientras que el caimán del Orinoco habita exclusivamente en la cuenca hidrográfica de ese  río que abarca a Colombia y a Venezuela, principalmente en la región de los llanos en los estados Apure, Cojedes y Portuguesa, el caimán de la costa se encuentra en aguas dulces y salobres de la costa del Lago de Maracaibo, y en los estados Falcón, Aragua, Miranda, Anzoátegui y Sucre[1].  

De esta manera queda claro que los del Orinoco y los de la Costa somos cocodrilos “de distinto pozo”. Lo que sí tenemos en común es que ambos estamos amenazados y afrontamos un riesgo de extinción en estado silvestre y en el futuro inmediato.  

De allí la necesidad de apoyar y ampliar las iniciativas ejecutadas por entes públicos y privados destinadas a la conservación de nuestros hábitats, así como a incentivar el incremento de las poblaciones silvestres.

Nota: extracto del libro “El Arca Criolla: relatos sobre animales de Venezuela” editado por Fundación Tierra Viva en 2013 y que puede ser adquirido en la tienda Productos con Historia


[1] En el año 2004, un ejemplar adulto de caimán de la Costa fue encontrado en una playa del estado Vargas. Este murió a los pocos días de su captura a causa de los daños en el sistema digestivo generados por la ingestión de un anzuelo u otra pieza de metal.