La problemática del acceso al agua potable data desde hace bastante tiempo en nuestro país, especialmente en aquellos hogares donde no está garantizada. 
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A menudo se deben realizar largas colas para extraer agua de ríos o pozos, y almacenarla seguidamente en casa. Esta dificultad afecta a casi 3.000 millones de personas alrededor del mundo con fallas de acceso al agua a través del grifo.  
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Resulta imprescindible almacenar el agua en un recipiente diferente al utilizado para su recolección o transporte. Para el almacenamiento, los recipientes con una abertura estrecha son los más recomendables, especialmente si tienen un tapón. Se trata principalmente de botellas o bidones. En ausencia de recipientes con una abertura estrecha, se pueden emplear otros con una abertura grande (de tipo jarra, cubo, etc.), siempre que se cubran con una tapa o una tela limpia.
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Por otra parte, a través del Método Sodis de desinfección solar, los recipientes transparentes permiten desinfectar el agua para eliminar el 99 % de los microorganismos o agentes nocivos, por eso el recurso debe dejarse reposar de un día para otro para que las impurezas se asienten, sin embargo, el agua no tiene todas las características de un agua potable (sin olor, sin sabor, sin restos de tierra).
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Es por ello que Fundación Tierra Viva, a través del Proyecto AQUA, en alianza con @accioncampesina y @redsoc_ven y cofinanciado por la @ueenvenezuela te explica un conjunto de recomendaciones para conservar el agua que haya sido desinfectada y clorada y mejorar tu calidad de vida.