Extracto del libro “El Arca Criolla. Relatos sobre animales de Venezuela”. Editado por Fundación Tierra Viva en 2013. Autor: Alejandro Luy. Disponible en la tienda en línea de Productos con Historia.

Según sugieren algunos estudios, una de las cualidades que diferencia al Homo sapiens del Hombre de Neandertal (Homo neanderthalensis) es que este último poseía un desarrollado olfato que le permitía identificar tanto a potenciales presas, como a depredadores. Se cree que entonces surgió la domesticación de los cánidos por parte del Homo sapiens, inicialmente para convertirlos en compañeros de cacería. Un hombre inteligente junto a un animal con un mejor olfato condujeron al desplazamiento del Hombre de Neandertal.

Posiblemente a partir de esta relación pragmática fue que los humanos decidimos darle una relación de compañeros a las especies silvestres. No es extraño ver en comunidades indígenas la presencia principalmente de aves y mamíferos medianos y pequeños, destinados fundamentalmente al juego con los niños y a la compañía.

El ser humano también necesitó las pieles de los animales para abrigarse. Con fines ornamentales usaron collares elaborados con dientes, caparazones y/o huesos, construyeron coronas con plumas de aves e incluso confeccionaron instrumentos con huesos y otras estructuras rígidas. Esto último aún está presente en nuestras culturas indígenas, principalmente en aquellas que habitan los estados Bolívar, Amazonas y Delta Amacuro.

Pero resulta que ahora en Venezuela estamos en el Siglo XXI, el 80% de nuestra población conformada por 29 millones de habitantes es urbana, y existen innumerables especies y variedades de animales con fines domésticos: perros (grandes, chiquitos, con pelo, sin pelo, para climas cálidos, para climas fríos, buenos para acompañar a los niños o destinados sólo a vigilancia, costosos o callejeros), gatos (casi igual que lo anterior), canarios, periquitos criados en cautiverio, hamsters, peces de acuario, etc. Tenemos todo eso, pero muchos se empeñan todavía en poseer algún ejemplar de fauna silvestre (no domesticado, extraído ilegalmente de su ambiente, comprado violando la ley) como mascota. O ¿por qué tenemos que tomar el caparazón de una tortuga o la piel de un cunaguaro (Felis pardalis) para nuestro restaurante criollo? (siempre me he preguntado por qué la ilegal cacería de felinos o venados tiene que ser la parte más representativa de nuestra “cultura criolla”) o pasearnos con una tragavenado (Boa constrictor) o con un mono araguato (Alouatta seniculus) al cuello.

A nivel mundial, el tráfico ilegal de fauna y flora silvestre representa uno de los negocios más lucrativos del planeta, después de las armas y las drogas. Pero al mismo tiempo, este comercio está considerado como una de las principales amenazas para la conservación, tan importante como la destrucción o modificación del hábitat. Especies emblemáticas como el elefante africano (Loxodonta africana) o el rinoceronte blanco (Cerathotherium simum) son ejemplo del efecto que ejerce el comercio sobre las especies de fauna.

Venezuela no está ausente de este problema y posee una larga lista de especies cuyas poblaciones están, en mayor o menor medida, afectadas por el comercio ilegal, siendo casi todos nosotros testigos de dicha situación. Al recorrer la carretera Lara-Zulia o la vía entre Caracas y Puerto La Cruz, o cualquier camino de los llanos, vemos a gente vendiendo monos, iguanas y aves de distinto tipo. Todo ello en franca violación a las leyes venezolanas e incluso a la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestre (CITES), que regula el comercio internacional de especies amenazadas y de la cual Venezuela es signataria.

Esta es una lista de las principales especies de fauna silvestre o sus productos vendidas ilegalmente en Venezuela:

  • Loros, guacamayas, pericos y cotorras: Guacamaya verde (Ara militaris), Guacamaya roja (Ara chloroptera), Guacamaya azul y amarilla (Ara ararauna), Loro real (Amazona ochrocephala), Perico cara sucia (Aratinga pertinax), Periquito (Forpus passerinus), Perico calzoncito (Pionites melanocephala).
  • Turpial y relacionados: Turpial (Icterus icterus) (ave nacional de Venezuela), Arrendajos (Cacicus spp.).
  • Tucanes y piapocos, incluye venta de animales vivos y picos: Piapoco pico rojo (Pteroglossus aracari) y Tucán  (Rhamphastos tucanus).
  • Otras aves, principalmente especies pequeñas: Cardenalito (Carduelis cucullata), Jilguero cara amarilla (Carduelis yarrellii)y Chirulí (Carduelis psaltria).
  • Monos: Araguato (Alouatta seniculus), Capuchino (Cebus olivaceus), Mono tití (Saimiri sinereus).
  • Morrocoyes: Sabanero (Geochelone carbonaria) y Montañero (Geochelone denticulata).
  • Tortugas acuáticas (agua dulce): Mata-mata (Chelus fimbriata), Tortuga arrau o tortuga del Orinoco (Podocnemis expansa), Galápagos y Terecayes (Podocnemis vogli y P. unifilis).
  • Tortugas semi-acuáticas: Tortuga pecho quebrado (Kinosternun scorpioides).
  • Caimanes y cocodrilos, principalmente pieles, crías vivas o disecadas: Caimán de la costa (Crocodylus acutus), Caimán del Orinoco (Crocodylus intermedius) y Baba (Caiman crocodilus).
  • Culebras o serpientes, tanto ejemplares vivos como artículos elaborados con sus pieles: Tragavenado (Boa constrictor), Anaconda o Culebra de agua (Eunectes murinus), Boa tornasol (Epicrates sp.).
  • Iguana (Iguana iguana): habiéndose incrementado su demanda como mascota.
  • Sapos y ranas: Sapito minero (Dendrobates leucomelas).
  • Felinos, principalmente pieles o dientes: Yaguar, Jaguar, Tigre (Panthera onca), Cunaguaro (Felis pardalis), Tigrillos (Felis tigrina y F. weedi).

Piénselo bien, si usted ama los animales, adora la naturaleza, quiere contribuir a la conservación de nuestra riqueza y quiere una compañía o una mascota para su hijo, su nieta, su madre, su hermana… ¿Por qué no prueba con un perro o un gato?  Le hará un gran bien a la naturaleza y a la humanidad.